
julio 23, 2008
Furia
Percusiones flotantes,
pensamientos ambivalentes
transitar nocturno,
los nudillos tensos.
Alargando los dedillos
sutiles de locura,
el picaporte gira:
la puerta se abre y
nos instalamos en color sepia.
Reflexivamente te miras
en el perenne tedio de la velada.
Y los tacones y
el aullar de la patrullas,
la lluvia y el
silbato del velador.
El tobillo que resbala de la orilla azul,
silla triplicada que se hincha
en súplicas oníricas,
el velador silba la llegada de la madrugada.
Bocanada profunda.
Evocas el hospital y su grisácea pulcritud,
el crío que te mira impotente.
Mujer guerrera, caprichosa y maternal.
Vengo de una mujer soy una mujer estoy con una mujer
he sentido ser todas,
todas somos la misma.
Mimetización energética.
Deidades reclamando su vigencia.
El talón húmedo de arena,
sal de lágrimas
y
lágrimas vaciadas
en la arena.
El tobillo que resbala en la orilla espumosa
azul
y cresta.
Llueve, aire en orgullo
escalafón de la agorafobia
infectada en mí
el hostigamiento que humedece la madera
en las grietas
filtrándose la estación veraniega
en el marco de la puerta-sala
tus iniciales en latín
Y esa fuerza
la forma
y tus ojos,
veladas nocturnas,
eternas en el mundo nebuloso.
La luna protectora te alumbra el legado de las diosas.
La curvatura de tus senos y el rozar de ellos en mis palmas,
trazando la línea de la vida incompleta que ahora se regenera.
Tú, en mí.
Tú, separada de mí,
incluso de ti.
Y el aliento a bosques húmedos nocturnos.
Y la luz derritiendo la niebla gris.
Cómo te digo que
Cómo librarme de la obviedad
Cómo te libro de mis brazos
Cómo me embriago de ti en una gota
Cómo
La sonrisa me estremece la entrepierna
y regreso a mirar tu talón desnudo
bañado de luz nocturna
que
resbala de la orilla azul
y cae sutil sobre la duela.
Agudas las horas, aletarga el instante.
¿Cómo tan largo?
e!

Área de:
Bebidas frías,
Papel fotografico
julio 15, 2008
Puertas

la culata que apunta sin temor; tú…
en la espalda:
el peso de tu arena,
en la garganta:
el grito coagulado,
ahogarme:
siguiendo tus pasos,
los puños crispados,
el mar embravecido
y tú
ahora: tirar las piedras,
escurrir los bolsillos;
aquí: el mar,
enjuagarse,
el mar,
avistar,
murmurar el silencio del mar,
el mar,
sólo el mar,
Ab aetemo,
por supuesto que no soy feliz
bisagras ocres,
desasir los párpados,
manijas oxidadas de tristeza,
cerrojos que no se resisten,
conexiones apolilladas,
llaves extraviadas en la demencia
la madera rechina,
la madera cruje,
madera hinchada,
atrancada,
desprendida del espacio,
la expulsa
te expulsa
me expulsa
chirría al unísono de tus historias;
intentar abrir
abro todas
todas las puertas…
e.jpg)

mis sueños nebulosos resbalan por el óleo,
ojos importunos a través de mirillas oxidadas;
la mujer furia mira las manecillas,
prende un pitillo e incinera los segundos;
a su lado yo:
borboteo tanto amor;
desbordo el cenicero y sin embargo,
la tristeza se filtra salada
y filosa a la garganta;
en ella, se encharca la poesía
de esa noche,
parecen todas las noches,
todas las noches abiertas
sube incontenible como la marea en el atardecer,
lépera inunda las pupilas,
nos empapa de banalidad y tristeza,
la exhalo y otro poco la canto
tanta agua y no fluyo,
el cigarrillo petrificado
reposa en mis labios arena
por supuesto que no soy feliz
afuera la lluvia no cesa,
dentro la gotera tampoco;
agua,
agua de todas las ciudades,
agua de todos los ríos,
agua de todos los llantos;
parecen todos los llantos
todos los llantos desbordados;
desembocan en el mar;
agua en mí:
purificando,
agua en ti:
fluyendo,
agua,
agua…
olas de mar sal céfiros rocas
puntos de colores en las puntas de las olas,
gaviotas, sonidos repetidos y espuma,
arena,
avanzo,
picos,
escarchas y nombres;
ligera,
avanzo,
y de mis huellas y los nombres ni rastro,
jalados hacia el mar,
expulsados de la memoria
tú...
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