enero 12, 2007

No lo se

No lo se. A veces no entiendo muchas cosas, y en mi cabeza se crea un malestar que desciende hasta mi estomago y me tira en cama incluso por algunas horas. Ese malestar consiste en algo sencillo, mi cabeza se confunde. La racionalidad truena frente a mi sensibilidad. La tendencia a preguntarme todo el tiempo: todo. Intentar explicarme todo: todo el tiempo.
Buscar el sendero más complicado y refugiarme en las miles de posibilidades de respuesta. Pasatiempo, evasión, o uno más de mis vicios…no lo se. Cuando el sol latiguea mis pupilas y yo con más urgencia por encontrar mis gafas oscuras, que por ser amable en ayunas con el par de piernas que se despide preguntando ¿Me hablaras pronto? En ese momento me pregunto: ¿Qué es más irreal? Entregar mi cuerpo a esos placeres que encuentro en la piel femenina y que la noche me ofrece. Esa sensación embriagante que me invade cuando mis manos recorren, sienten, estrujan. O la idea de creer que: ¡Es genial que existe alguien en algún punto de este mundo con la idea de compartir algo que es tan sencillo como tomar chocolate caliente mientras te pasan la mano sobre la cabeza! No lo se, no lo se.

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