Recordé tu rostro rociado de brisa, tu corazón agitado, tu yugular palpitante, tu espalda serpenteando entre mis brazos, tu mirada viajando a esferas quiméricas.
Recordé los silencios desde mi paraíso reducido a una cama y tus brazos como brújulas. ¡Suficiente!
¡Qué inocente, que ilusa y que felíz era!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario