Objetos comunicantes |
Las lámparas tejen sombras que envuelven las noches de
domingo.
Una lágrima, no se detiene ante las personas que miran atentamente su recorrido
por mi mejilla, hasta la loseta gris que la absorbe.
Los sonidos silenciaron, pero los murmullos aún taladran mis sentidos.
Por un momento, pensé que había equivocado tu número telefónico, por un momento,
hubiera deseado que ese instante no existiera.
La lluvia cae sin piedad.
La lluvia cae sin piedad.
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